Continuando nuestra recorrida por los distintos elementos que integran la Tabla Periódica, le toca el turno, en esta oportunidad, al cadmio. Un metal pesado que, pese a su toxicidad, se encuentra presente no sólo en la naturaleza sino, también, en un sinnúmero de aplicaciones de nuestra vida cotidiana. Su presencia en la naturaleza se encuentra asociada a las menas de zinc. De hecho, su descubrimiento en 1817 por parte de Friedrich Strohmeyer, se debió a que lo encontró como una impureza de carbonato de zinc, hasta que logró aislarlo y establecer sus características particulares.
Características y propiedades del cadmio
Como hemos señalado, el cadmio integra la Tabla Periódica de Elementos, su número atómico es 48 y se ubica en el Grupo 12.
Es de color blanco azulado, capaz de cambiar de color por acción del calor. Se lo encuentra en la naturaleza en estado sólido, siendo su punto de fusión – es decir el pasaje de sólido a líquido por acción del calor – a los 321°C (594,22 K) y el punto de ebullición – transición de líquido a gaseoso – a los 768°C (1041 K).
No es posible encontrar al cadmio en estado puro en la naturaleza. Normalmente se lo encuentra asociado a otros metales, en forma de impurezas, como el plomo, el zinc y el cobre. Su presencia es escasa.
Este metal pesado al que nos estamos refiriendo, reúne ciertas características que lo convierten en un elemento tóxico, contaminante a nivel industrial y ambiental. El cadmio es bioacumulable, es persistente en el ambiente, provoca efectos desfavorables para el hombre y el ecosistema y se transporta con facilidad a través del aire y del agua.
Breve historia del cadmio
Le tocó a Friedrich Strohmeyer, en Alemania, descubrir que estaba en presencia de un elemento distinto. Analizando el carbonato de zinc, Strohmeyer, detecto ciertas impurezas que cambiaban de color por acción de calor, hecho éste que no ocurría con el carbonato de zinc. El científico alemán supo que estaba ante un elemento distinto y gracias a su perseverancia, logró aislarlo, obteniendo un sulfuro y, a partir de allí, establecer sus propiedades.
Usos y aplicaciones
Tal vez, el uso más frecuente y más conocido del cadmio es el que podemos observar en las baterías recargables de níquel – cadmio que se utilizan en un sinnúmero de dispositivos electrónicos con los que convivimos a diario. Teléfonos celulares, laptops, tablets y relojes. Para esta aplicación se utiliza el sulfuro de cadmio.
A través de procesos de electrólisis, se deposita sobre los metales como el hierro y el acero, formando un revestimiento químicamente resistente.
En la fabricación de fusibles para sistemas automáticos y alarmas contra incendio, se utiliza en aleación con el plomo, el estaño o el bismuto. Esto permite reducir el punto de fusión de estos metales.
En forma de sales, como el cloruro de cadmio, este elemento se encuentra presente en fotografía, en la fabricación de fuegos artificiales, pinturas fluorescentes y en vidrios y porcelanas.
A pesar de su toxicidad, en bajas dosis, el sulfato de cadmio se utiliza en la elaboración de compuestos medicinales, como astringente.
En aleación con el cobre, es utilizado para la fabricación de cables que se utilizan en las redes de tendido eléctrico.
La presencia del cadmio en el ambiente
Según los cálculos, anualmente, se liberan en forma natural unas 25 mil toneladas de cadmio al ambiente. El principal aporte proviene de la descomposición de las rocas y que luego son vertidas al curso de los ríos.
Una parte menor es liberada a la atmósfera como consecuencia de los incendios forestales, la quema de combustibles fósiles, las erupciones volcánicas y los residuos industriales.
El cadmio y la salud
Es evidente, que un elemento que es liberado al ambiente de manera natural, además de los producidos por desechos industriales, requiere de altas concentraciones en el organismo para provocar efectos no deseados. Por eso los principales problemas de salud asociados con el cadmio pueden ser detectados en zonas de minas y de explotación de este metal o de los metales asociados.
Uno de los principales efectos, que el cadmio provoca en la salud de los seres humanos, es el daño renal, ya que se lo considera un elemento nefrotóxico.
Importantes concentraciones en el organismo pueden provocar daños en el sistema reproductivo y, hasta infertilidad.
Estudios recientes han detectado una importante relación estadística entre los altos niveles de concentración de cadmio y las tasas de mortalidad por cáncer.
También se han encontrado efectos nocivos para la salud, por presencia de cadmio, que afectan el sistema nervioso central, severos daños al sistema inmunológico y, hasta desordenes psicológicos.
El cadmio que es absorbido por el organismo, se excreta de manera escasa y lenta, por eso se señala la larga vida biológica que presenta este elemento. La principal vía de eliminación, es a través de la orina.
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